Hay noticias que te mueven la estantería. Cuando hay un familiar muy cercano que está luchando por sobrevivir, es como que se te ralentiza todo. En mi caso me hace poner todo en contexto y muchas veces me hace hasta detenerme un poco. La prioridad cambia repentinamente, al menos momentáneamente mientras se sale del huracán, tenés que hacer de soporte y pilar de los tuyos.
Cada uno reacciona a su manera y hay que respetar los procesos de todos. Quizás seguís haciendo muchas cosas, te mantenés activo y hasta buscas tener la agenda bastante ocupada para no pensar en la angustia que tenés en tu propio backstage. Por más que la lucha no es tuya propia, la vivís muy de cerca, harías cualquier cosa por cambiar esa realidad pero la vida es así, a veces tocan las díficiles y hay que pelearlas todas. Y hay que dejar fluir las emociones, sino se dan las implosiones que después son jodidas.
Tu emprendimiento, la competencia, el mundo en el que vivimos lamentablemente no sabe de este tipo de circunstancias que para ti son especiales, ni tiene pensado tener ningún tipo de empatía con la situación.
Es ahí cuando lo que dijo Freddy Mercury hace muchos años es tan real como duro. “The show must go on”, hay que seguir y administrar la energía para poder estar en todos los frentes.
La maratón ahora es otra. Se convirtió repentinamente en un Ironman que parece interminable pero que en algún momento termina. La prioridad es la familia y dejar fluir el proceso para el que lamentablemente no podés controlar casi nada, solo podés apoyar y mandar buena energía y esperar lo mejor.
Tú como emprendedor y seguramente tu emprendimiento en este momento necesita bajar el “pace” sin dejar de avanzar hacia los objetivos. Ya no son esas 5 o 6 horas de maratón, ahora el viaje es más largo y el esfuerzo mayor, pero tenés 17 horas para terminar el Ironman. Avanzá de a poco, a veces podés hacer algún sprint cuando sientas la energía y tengas el tiempo. A veces caminar lento o hasta detenerte a recuperar el aire para poder seguir avanzando.
Comunicate con tu equipo, ponelos all-onboard y no temas exponer tus emociones. Estás construyendo el mejor equipo y a diferencia de otras empresas en lo que la gente es un número, a ti si te importa tu gente y los huracanes por los que pueden llegar a pasar. Cuando salgas de este y le toque uno a alguno de los tuyos, acordate bien de dar el apoyo real que van a necesitar.
Para estas situaciones, hay herramientas de foco, como el pomodoro de Cirillo que pueden ayudar a salir del bombaso emocional en el que no logras enfocarte en nada. En este link pueden ver un artículo de dos minutos de lectura muy descriptivo sobre la técnica ochentosa del Italiano Cirillo. (https://www.elobservador.com.uy/nota/que-es-la-tecnica-pomodoro-y-como-ayuda-a-concentrarse-en-lo-que-cuesta-201941611190)
Básicamente la idea es meterte de lleno en una tarea por un tiempo relativamente corto , tomar un descanso y embarcarte en otro sprint con otra tarea. Son esos sprints de 25 minutos en los que sugiero abandonar el mundo digital, apagar el wifi de la compu, poner el timer analógico y focalizarte en algo con toda tu energía. Jorge Marizcurrena, un gran amigo y experto en el área financiera y el high performance fue quien me recomendó la técnica hace un tiempo. Me comentó sobre unos pomodoros bien simples y analógicos que venden en Amazon que son lo mejor, y un cliente mío los terminó usando. Funcionan muy bien a nivel operativo y a nivel de metáfora por su fuerte valor simbólico, tomates bien rojos que lo único que hacen es sonar cuando el tiempo se acabó. Si no tenés uno, buscá en lo de algún familiar que seguramente tengan todavía un timer en la cocina, es básicamente lo mismo.
Dado tu contexto actual puede que no logres hacer más de 3 o 4 “tomatazos” en un día. No pasa nada.
Recordá que tu objetivo no es salir primero en este sprint. Un muy buen sprint no te va a cambiar un Ironman.
Ahora ganar es avanzar. Y avanzar es honrar todo lo que te enseño en el camino esa persona tan querida que vive, lucha y no tiene pensado aflojar. Al fin y al cabo, el verdadero Ironman, el que cuenta, es el que él está haciendo, sacando fuerzas de anda a saber donde en su lucha por sobrevivir todos los días.