Hace un tiempo que estoy super interesado en comprender por qué hay personas que llegan a tener una actitud ganadora en contextos tan disímiles. Por un lado, gente que está en “survival mode” que asume una actitud ganadora para salir de esa situación que los aqueja. Por otro, gente que no le falta nada pero que tiene un sueño y sale a buscarlo con igual motivación.
El tema claramente es la motivación. La palabra ya lo dice todo, el motivo que me lleva a la acción. Y de ahí hay dos grupos de motivaciones claras. Las que vienen desde la desesperación y las que vienen desde la inspiración.
Las historias de gente desesperada, que logra algo muy importante en base a una necesidad de sobrevivir, son muchas. El factor diferencial es que logran salir del círculo de la desesperación, para entrar en el de la acción y lograr un objetivo que cambie sus vidas. Esto puede ser a todo nivel, y mucha gente piensa primero en lo económico.
Pero las historias más impactantes son las de supervivencia plena, como por ejemplo la del milagro de los andes y todo lo que tuvieron que hacer y sacrificar para sobrevivir, al fin y al cabo, esa era la motivación más grande. Vivir.
Salvando grandes distancias, lo vemos en deportistas y emprendedores que vienen de contextos muy críticos y solo sueñan con salir de ahí y sacar a sus familias de ahí.
El impacto de la desesperación es imponente, pero la sustentabilidad luego de lograr el objetivo es menor al de una motivación por inspiración. Porque de alguna forma hay una meta relativamente concreta. Esa experiencia va a ser la fuente principal de su inspiración futura porque ya no están desesperados si lo consiguen.
Pero ¿qué pasa con los que no pasan por una experiencia de desesperación? ¿Cómo logran encontrar la inspiración a un nivel que pase a ser un motor de vida?
Estas historias de inspiración las veo a menudo entre los emprendedores que persiguen sus sueños con un objetivo claro: generar un impacto, un valor real y una huella en el mundo.
El valor de la necesidad cobra importancia teniendo en cuenta que es el detonador de la actitud ganadora. ¿Y si no tenemos una necesidad real? Entonces nos la inventamos!. Y tenemos que creer en ella de verdad para que sea el detonador de nuestra acción.